jueves, 8 de junio de 2017

Lección 23 | Él entregó su vida


El inmaculado Hijo de Dios pendía de la cruz: su carne estaba lacerada por los azotes; aquellas manos que tantas veces se habían extendido para bendecir, estaban clavadas en el madero; aquellos pies tan incansables en los ministerios de amor estaban también clavados a la cruz; esa cabeza real estaba herida por la corona de espinas; aquellos labios temblorosos formulaban clamores de dolor. Y todo lo que sufrió: las gotas de sangre que cayeron de su cabeza, sus manos y sus pies, la agonía que torturó su cuerpo y la inefable angustia que llenó su alma al ocultarse el rostro de su Padre, habla a cada hijo de la humanidad y declara: Por ti consiente el Hijo de Dios en llevar esta carga de culpabilidad; por ti saquea el dominio de la muerte y abre las puertas del Paraíso. El que calmó las airadas ondas y anduvo sobre la cresta espumosa de las olas, el que hizo temblar a los demonios y huir a la enfermedad, el que abrió los ojos de los ciegos y devolvió la vida a los muertos, se ofrece como sacrificio en la cruz, y esto por amor a ti(El Deseado de todas las gentes, pág. 703).

LAS ÚLTIMAS PALABRAS DE JESÚS EN LA CRUZ
1......¿Qué sucedió después que Jesús exclamó, “Consumado es”? ¿A quiénes fueron dirigidas estas palabras?
Mateo 27:50.- Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu.
Lucas 23:46.- Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró.
Juan 19:30.- Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.
En su agonía mortal, mientras entregaba su preciosa vida, tuvo que confiar por la fe solamente en Aquel a quien había obedecido con gozo… Mientras se le denegaba hasta la brillante esperanza y confianza en el triunfo que obtendría en lo futuro, exclamó con fuerte voz: ‘Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu
(Lucas 23:46). Conocía el carácter de su Padre, su justicia, misericordia y gran amor, y sometiéndose a él se entregó en sus manos(Joyas de los Testimonios, tomo 1, pág. 227).
Los enemigos de Jesús se conturbaron y sus verdugos se estremecieron cuando al exhalar el potente grito: ‘Consumado es’, entregó la vida, y tembló el suelo, se hendieron las peñas y las tinieblas cubrieron la tierra. Los discípulos se admiraron de tan singulares manifestaciones…” (Primeros escritos, pág. 179).

FENÓMENO NATURAL PODEROSO
2......En la muerte de Jesús, ¿qué ocurrió en la naturaleza y en el templo?
Lucas 23:45.- Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por la mitad.
Mateo 27:51.- Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron.
“De repente, la lobreguez se apartó de la cruz, y en tonos claros, como de trompeta, que parecían repercutir por toda la creación, Jesús exclamó: ‘Consumado es’. ‘Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu’. Una luz circuyó la cruz y el rostro del Salvador brilló con una gloria como la del sol. Inclinó entonces la cabeza sobre el pecho y murió.
Entre las terribles tinieblas, aparentemente abandonado de Dios, Cristo había apurado las últimas heces de la copa de la desgracia humana. En esas terribles horas había confiado en la evidencia que antes recibiera de que era aceptado de su Padre. Conocía el carácter de su Padre; comprendía su justicia, su misericordia y su gran amor. Por la fe, confió en Aquel a quien había sido siempre su placer obedecer. Y mientras, sumiso, se confiaba a Dios, desapareció la sensación de haber perdido el favor de su Padre. Por la fe, Cristo venció(El Deseado de todas las gentes, pág. 704).

3......¿Qué sucedió con algunos de los que estaban en sus tumbas? ¿Qué deberían haber compren­dido los judíos de estos eventos?
Mateo 27:52, 53.- (52) Y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; (53) y saliendo de los se­pulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos.
Nunca antes había presenciado la tierra una escena tal. La multitud permanecía paralizada, y con aliento en suspenso miraba al Salvador. Otra vez descendieron tinieblas sobre la tierra y se oyó un ronco rumor, como de un fuerte trueno. Se produjo un violento terremoto que hizo caer a la gente en racimos. Siguió la más frenética confusión y consternación. En las montañas circundantes se partieron rocas que bajaron con fragor a las llanuras. Se abrieron sepulcros y los muertos fueron arrojados de sus tumbas. La creación parecía estremecerse hasta los átomos. Príncipes, soldados, verdugos y pueblo yacían postrados en el suelo(El Deseado de todas las gentes, pág. 704).

4......¿Qué gran sacrificio alcanzó Jesús en su muerte? ¿Cómo se cumplió entonces la redención del hombre?
Juan 1:29.- El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Hebreos 9:12.- Y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención.
Apocalipsis 5:6.- Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra
1 Pedro 1:18, 19.- (18) Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, (19) sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación.
“Cuando los labios de Cristo exha­laron el fuerte clamor: ‘Consumado es’, los sacerdotes estaban oficiando en el templo. Era la hora del sacrificio vespertino. Habían traído para matar al cordero que representaba a Cristo. Ataviado con sus vestiduras signifi­cativas y hermosas, el sacerdote estaba con el cuchillo levantado, como Abrahán a punto de matar a su hijo. Con intenso interés, el pueblo estaba mirando… Con un ruido desgarrador, el velo interior del templo fue rasgado de arriba abajo por una mano invisi­ble, que dejó expuesto a la mirada de la multitud un lugar que fuera una vez llenado por la presencia de Dios. En este lugar, había morado la shekinah. Allí Dios había manifestado su gloria sobre el propiciatorio… Pero he aquí, este velo se había desgarrado en dos. Ya no era más sagrado el lugar santí­simo del santuario terrenal…
El sacerdote estaba por matar la víctima; pero el cuchillo cayó de su mano enervada y el cordero escapó. El símbolo había encontrado en la muerte del Hijo de Dios la realidad que prefiguraba. El gran sacrificio había sido hecho. Estaba abierto el camino que llevaba al santísimo. Había sido preparado para todos un camino nuevo y viviente. Ya no necesitaría la humanidad pecaminosa y entristecida esperar la salida del sumo sacerdote(El Deseado de todas las gentes, págs. 704, 705).

EL TESTIMONIO DEL CENTURIÓN
5......¿Qué convicción fue expresada por el centurión romano y los que estaban con él cuando vie­ron las alteraciones de la natu­raleza y todo lo demás que su­cedió en relación con la muerte de Jesús?
Lucas 23:47.- Cuando el centurión vio lo que había acontecido, dio gloria a Dios, diciendo: Verdadera­mente este hombre era justo.
Mateo 27:54.- El centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente éste era Hijo de Dios
“En los acontecimientos finales del día de la crucifixión, se dieron nuevas pruebas del cumplimiento de la profecía y nuevos testimonios de la divinidad de Cristo. Cuando las tinieblas se alzaron de la cruz, y el Salvador hubo exhalado su clamor moribundo, inmediatamente se oyó otra voz que decía: ‘Verdaderamente Hijo de Dios era éste’.
Estas palabras no fueron pronunciadas en un murmullo. Todos los ojos se volvieron para ver de dónde venían. ¿Quién había hablado? Era el centurión, el soldado romano. La divina paciencia del Salvador y su muerte repentina, con el clamor de victoria en los labios, habían impresionado a ese pagano. En el cuerpo magullado y quebrantado que pendía de la cruz, el centurión reconoció la figura del Hijo de Dios. No pudo menos que confesar su fe. Así se dio nueva evidencia de que nuestro Redentor iba a ver del trabajo de su alma. En el mismo día de su muerte, tres hombres, que diferían ampliamente el uno del otro, habían declarado su fe: el que comandaba la guardia romana, el que llevó la cruz del Salvador, y el que murió en la cruz a su lado” (El Deseado de todas las gentes, págs. 714, 715).

OTROS EFECTOS
6......¿Qué pensaron las personas en general sobre estas cosas?
Lucas 23:48.- Y toda la multitud de los que estaban presentes en este espectáculo, viendo lo que había acontecido, se volvían golpeándose el pecho.
La tierra temblorosa, el clamor des­garrador, la muerte súbita que provo­có el clamor, no en tono de susurro, ‘Consumado es’, arrancó de muchos las palabras, ‘Verdaderamente este hombre era justo’; ‘Verdaderamente Hijo de Dios era éste’. Muchos de los que se habían mofado, burlado y reí­do del Hijo de Dios temían terrible­mente que la tierra que se estremecía, las rocas que se partieron y tembla­ban pongan fin a sus propias vidas. Se apresuraron a salir del lugar, con sus pechos latiendo, tropezando, ca­yendo, con horrible terror no sea que la tierra se abra y los trague. El velo del templo se rasgó tan misteriosa­mente, cambió las ideas religiosas de muchos de los sacerdotes judíos, y un gran grupo cambió su fe(Manuscript 91, 1897; Seventh-day Adventist Bible Commentary, tomo 5, pág. 1108).

LE SIGUIERON HASTA LA CRUZ
7......¿Quiénes siguieron fielmente a Jesús de Galilea a Judea y de Jerusalén al Gólgota, permane­ciendo tan cerca a Él como les fue posible?
Mateo 27:55, 56.- (55) Estaban allí muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole, (56) entre las cuales estaban María Magda­lena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.
Marcos 15:40, 41.- (40) También había algunas mujeres mirando de lejos, entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé, (41) quienes, cuando él estaba en Galilea, le seguían y le servían; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.
“Las mujeres que habían seguido humildemente a Jesús en vida, no quisieron separarse de él…” (Primeros escritos, pág. 180).
El discípulo Juan y las mujeres de Galilea habían permanecido al pie de la cruz(El Deseado de todas las gentes, pág. 718).
“‘Y muchas mujeres estuvieron allí’. Al pie de la cruz de Cristo, a un poco… de distancia de ella… habían visto sus milagros, habían oído sus doctrinas, y habían sido convertidas por el Salvador; y por lo tanto le siguieron doquiera Él iba, aunque fuesen cien millas o más, y atravesando muchas dificultades y desánimos: le atendieron en su entrada triunfante a Jerusalén, y ahora en su cruz; no le dejaron cuando murió, ni en su tumba… Esto cumple lo que habían hecho antes, en su viaje con Él de Galilea a Jerusalén; cuando le atendieron con su sustancia terrenal, como una muestra de su afecto por Él…” (John Gill’s Exposition of the Bible, comments on Matthew 27:55).

PREGUNTAS DE REFLEXIÓN
Durante su ministerio, los judíos pidieron a Jesús una señal de su divinidad. ¿Le creyeron, luego de haber visto todas las señales asociadas con su sacrificio y muerte?
¿Cuán significativos fueron los hechos que, durante los procesos de la corte, en el camino al Gólgota, y cuando los líderes religiosos se opusieron a Jesús y pidieron su muerte, algunos extranjeros y malhechores le reconocieron y acepta­ron como su Salvador y Señor?
¿Qué podemos aprender de esta aparente contradicción: que los discípulos vieron la muerte de Jesús como la prueba y decepción más grandes, mientras era la victoria más grande de todos los tiempos, para la salvación de la raza humana?

PARA UN ESTUDIO ADICIONAL
“Cristo no entregó su vida hasta que hubo cumplido la obra que había venido a hacer, y con su último aliento exclamó: ‘Consumado es’ (Juan 19:30). La batalla había sido ganada. Su diestra y su brazo santo le habían conquistado la victoria. Como Vencedor, plantó su estandarte en las alturas eternas. ¡Qué gozo entre los ángeles! Todo el cielo se asoció al triunfo de Cristo. Satanás, derrotado, sabía que había perdido su reino” (El Deseado de todas las gentes, pág. 706).





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